OIKONOMIA - ECONOMÍA
En origen, el término oikonomía no pertenece al vocabulario legal. En el Nuevo Testamento, y en el sentido de "admiración doméstica", designa el plan divino de salvación: "Revelándonos su designio secreto, conforme al querer y proyecto que él tenía para llevar la historia a su plenitud: hacer por medio del Mesías la unidad del universo, de lo terrestre y de lo celeste" (Ep. 1:9-10; cd. 3: 2-3). Pero ese plan divino de recapacitación de la historia y del universo se ha confiado a hombres. Para san Pablo, proclamar la palabra es una oikonomía que Dios le ha confiado (I Cor. 9:17).
En los Padres Griegos, oikonomía significaba comunmente "historia encarnada", sobre todo en las controversias cristológicas del siglo V. San Basilio justifica la "economía" por el temor a que una austeridad excesiva se convierta en un obstáculo para la salvación de un individuo.
En las versiones latinas del Nuevo Testamento y en el vocabulario eclesiástico posterior, el Término oikonomía se traduce por dispensatio. Sin embargo, en el derecho canónico occidental, dispensatio adquirió el significado específico de "dispensa", es decir, "excepción a la ley, establecida por la autoridad competente". En ocasiones las rigideces canónicas pueden resultar inadecuadas para llevar a cumplimiento la realidad universal del Evangelio, porque, en sí mismas, no dan ninguna seguridad de que en su aplicación se obedece realmente a la voluntad de Dios. Para la Iglesia bizantina - por usar una expresión del patriarca Nicolás el Místico (901-907, 912-925) - oikonomía es "una imitación del amor de Dios al hombre", y no simplemente una "excepción a la regla".
En ciertas ocasiones, oikonomía - se emplee o no la palabra - se convierte en un elemento de la propia regla. Por ejemplo, el canon 8 del Concilio de Nicea especifica que los obispos novacianos deberán ser aceptados como obispos cuando la sede episcopal del lugar esté vacante, pero si la sede está ocupada por un obispo ortodoxo, sólo podrán ser aceptados como sacerdotes. En este caso, la unidad y el bienestar de la Iglesia son realidades que superan cualquier posible interpretación de la "validez" de una ordenación ministerial no ajustada a a los cánones. Igualmente, oikonomía - es decir, el designio de Dios sobre la Iglesia - encierra una flexividad vital que va más allá de una interpretación puramente legalista de la validez sacramental.
Por su misma naturaleza, oikonomía no se puede definir como una norma legal; de hecho, con frecuencia se han producido abusos o usos indebidos, del término. A lo largo de toda su historia, la Iglesia Ortodoxa conoció una polarización entre un partido "rigorista", reclutado principalmente en círculos monásticos, y otro, en general más flexible, de eclesiásticos que abogaban por un sentido más amplio del término oikonomía, al ser un concepto abierto a multiplicidad de maneras de poner en práctica el Evangelio cristiano, implica conciliación, discusión y, en ocasiones, una inevitable tensión. La Iglesia Ortodoxa, al admitir en su catálogo de santos a representantes de los dos grupos - Teodoro Estudita, los patriarcas Tarasio, Nicéforo y Metodio, Ignacio, e incluso Focio - reconoció en todos ellos el esfuerzo común por preservar la Fe Ortodoxa.
Es un hecho que en Bizancio nadie se atrevió a poner en duda el principio de oikonomía; más bien, se aceptaban sin reticencias las palabras de Eulogio, Patriarca y Papa de Alejandría (581-607): "Se puede practicar correctamente la oikonomía, siempre que la sana doctrina permanezca incólume". En otras palabras, oikonomía hace referencia a las implicaciones prácticas de la fe cristiana, pero sin poner nunca en peligro la verdad.
En las versiones latinas del Nuevo Testamento y en el vocabulario eclesiástico posterior, el Término oikonomía se traduce por dispensatio. Sin embargo, en el derecho canónico occidental, dispensatio adquirió el significado específico de "dispensa", es decir, "excepción a la ley, establecida por la autoridad competente". En ocasiones las rigideces canónicas pueden resultar inadecuadas para llevar a cumplimiento la realidad universal del Evangelio, porque, en sí mismas, no dan ninguna seguridad de que en su aplicación se obedece realmente a la voluntad de Dios. Para la Iglesia bizantina - por usar una expresión del patriarca Nicolás el Místico (901-907, 912-925) - oikonomía es "una imitación del amor de Dios al hombre", y no simplemente una "excepción a la regla".
En ciertas ocasiones, oikonomía - se emplee o no la palabra - se convierte en un elemento de la propia regla. Por ejemplo, el canon 8 del Concilio de Nicea especifica que los obispos novacianos deberán ser aceptados como obispos cuando la sede episcopal del lugar esté vacante, pero si la sede está ocupada por un obispo ortodoxo, sólo podrán ser aceptados como sacerdotes. En este caso, la unidad y el bienestar de la Iglesia son realidades que superan cualquier posible interpretación de la "validez" de una ordenación ministerial no ajustada a a los cánones. Igualmente, oikonomía - es decir, el designio de Dios sobre la Iglesia - encierra una flexividad vital que va más allá de una interpretación puramente legalista de la validez sacramental.
Por su misma naturaleza, oikonomía no se puede definir como una norma legal; de hecho, con frecuencia se han producido abusos o usos indebidos, del término. A lo largo de toda su historia, la Iglesia Ortodoxa conoció una polarización entre un partido "rigorista", reclutado principalmente en círculos monásticos, y otro, en general más flexible, de eclesiásticos que abogaban por un sentido más amplio del término oikonomía, al ser un concepto abierto a multiplicidad de maneras de poner en práctica el Evangelio cristiano, implica conciliación, discusión y, en ocasiones, una inevitable tensión. La Iglesia Ortodoxa, al admitir en su catálogo de santos a representantes de los dos grupos - Teodoro Estudita, los patriarcas Tarasio, Nicéforo y Metodio, Ignacio, e incluso Focio - reconoció en todos ellos el esfuerzo común por preservar la Fe Ortodoxa.
Es un hecho que en Bizancio nadie se atrevió a poner en duda el principio de oikonomía; más bien, se aceptaban sin reticencias las palabras de Eulogio, Patriarca y Papa de Alejandría (581-607): "Se puede practicar correctamente la oikonomía, siempre que la sana doctrina permanezca incólume". En otras palabras, oikonomía hace referencia a las implicaciones prácticas de la fe cristiana, pero sin poner nunca en peligro la verdad.
OSFEBE
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